Ya es marzo. Hemos superado
este febrero fatídico de este año 2014. En dicho año, la inesperada muerte de
Paco de Lucía cierra un ciclo que ha durado cuatro décadas. En ese periplo de
tiempo, el de Lucía, con su guitarra ha ejercido de “capitán general con
mando en plaza”.
Esta frase que entrecomillada
he escrito es original de Aurelio Sellé. Este cantaor gaditano la utilizaba
para jalear a Ramón Montoya. Los cantaores con otras muchas frases similares a
esa, en forma de piropos, siempre se la han dedicado a los guitarristas para
animarlos, pero nunca, al menos que yo recuerde, nadie en la historia ha
señalado con tanto énfasis, una declaración similar, con dedicación incluida,
con tan atinada precisión y solemnidad como la que hizo Antonio Mairena de Paco
de Lucía aquella noche en La Unión.
En esta ocasión que a
continuación cuento y que presencié en La Unión, ni había guitarrista que
necesitara ser animado, ni tampoco piropo que encierre una verdad tan grande
como la que el de Mairena del Alcor dijo del guitarrista algecireño esa hermosa
noche levantina.
Cuando el citado encuentro
corría también un mes de febrero, Paco tenía entonces veintiséis años y el de
Mairena del Alcor sesenta y cuatro. Recuerdo casi textualmente las palabras de
Antonio Mairena. Nunca he oído a ningún cantaor dedicar un cante con tan
acertado y grandilocuente mensaje: “Este cante por soleá que voy a cantar se
lo voy a dedicar al mejor guitarrista del mundo que se llama Paco de Lucía…,”. Desconozco
si ese hecho ha tenido repetición con algún otro guitarrista y cantaor de tan
reconocida importancia. Mucho me temo que esta declaración no sentaría muy bien
en algunos sectores del flamenco. Quizás por lo apenas difundida, por tanto,
desconocida, nadie salió al paso de tan acertada declaración.
Tengamos en cuenta la edad de
ambos artistas y sus orígenes. Sería una labor de lupa buscar un hecho de tan
parecido alcance. De poderlo reproducir a quién ponemos que reúna las
características de estos artistas. Yo no lo encuentro.
No obstante expondré lo
siguiente: Antonio Mairena cuando dijo aquella verdad tan ajustada y
“comprometedora”, que aún nadie había proclamado con tanta solemnidad, sabía lo
que estaba haciendo y diciendo. Por tanto, asumía los riegos de las críticas de
posibles allegados y algunas inconformidades. Tengamos en cuenta que Paco, como
antes he dicho, sólo tenía veintiséis años; pero pocos meses antes la Cátedra
de Flamencología de Jerez de la Frontera, le había premiado su último álbum Fuente
y caudal. Fuente y caudal es una grabación en aires de taranta que dio
nombre al citado álbum, pero el tema que más fama adquirió del mismo fue Entre
dos aguas.
Al margen de las conclusiones y
valoraciones que se pueden exponer de este álbum —uno
de los mejores discos de Paco de Lucía— aunque no proceda ahondar en
él dado que el artículo se circunscribe más que nada a un hecho concreto,
vivido en primera persona, expondré que son muchos los textos en los que se
ensalza el gitanismo del de Mairena del Alcor, incluso algunos autores en sus
críticas llegan a ver, en el poseedor de la Llave de Oro del Cante, cierto
tinte racista en cuanto a determinadas valoraciones que sobre el cante éste
hizo.
Qué Mairena tirara para los
suyos nadie lo puede negar, pero no olvidemos que ese mismo hecho se da en todos
los seres humanos. Es más, el ser humano debe ser agradecido con la tierra y
con la gente que le vio nacer ¿O no? Nadie tira piedra contra su propio tejado.
Aunque sea por un momento
analicemos la incidencia de la declaración de Mairena. Éste sabe que tanto
Sabicas, como Melchor, Ricardo, Esteban y muchos más, gitanos y no gitanos, se
iban a enterar al día siguiente de lo que para algunos de ellos puede ser una
exageración de Antonio, y para otros una gran verdad.
Ello, a Mairena, podía
acarrearle no pocos dolores de cabeza. Que sepamos, hasta hora, como antes
comentaba, nadie ha entrado en estas cuestiones. No será que el racismo de
Mairena no es tal, o más que otra cosa es una actitud a la defensiva.
Sin embargo, aquellos que se
sitúan en la acera de enfrente de él y de su arte, deberían buscar esos brotes
racistas, que tanto critican y censuran, entre sus propios haceres y discursos.
Yo creo que Paco tenía ya tal
prestigio y conocimiento que a nadie se le ocurrió poner reparo. Tuvo que ser
don Antonio Mairena quien pusiese, otra vez, las cosas en su sitio.
Debo terminar exponiendo que
aquella fue una noche de arte y de magia como muy pocas he vivido. Antonio
cantó por soleá y bulerías acompañado de Paco de Lucía, pa comerle el
corazón, y Paco fue una orquesta de motivaciones jondas. Paco que estaba
tocando con la guitarra que Antonio Fernández (padre de Encarnación y Rosendo)
le había prestado, nos obsequió la rumba Entre dos aguas y tras ésta, Ímpetu,
unas bulerías muy flamencas que le debemos a Mario Escudero, otro fenómeno.
Aquella noche Paco quedó
proclamado con el beneplácito de cuántos nos encontrábamos allí, el mejor
guitarrista del mundo. Por todo ello, gracias Antonio por decirnos hace
cuarenta años lo que bien Paco ya era y que tú acertaste de pleno al afirmarlo.
Paco sólo tenía veintiséis años.
Luis Soler Guevara
Málaga, 15/03/2014